Montaña Palentina
La Montaña Palentina está situada al norte de la provincia de Palencia y limita con parajes de Burgos, Cantabria y León. Sus poblaciones de referencia son Aguilar de Campoo, Cervera de Pisuerga y Guardo. En ella se erigen majestuosos los picos Curavacas y Espigüete que comparten protagonismo con las aguas de los ríos Carrión y Pisuerga, además de bellísimos lagos y embalses y zonas rocosas con originales formaciones como el Cañón de la Horadada y Las Tuerces: Un paisaje natural que convive con joyas románicas, bellos pueblos y una rica gastronomía de montaña.
En 1838 se encontró carbón cerca de Brañosera y ya nada volvió a ser como antes. Desde entonces, la economía y la demografía de la Montaña Palentina han estado ligadas al negro mineral, creciendo cuando la hulla y la antracita alimentaban locomotoras y hornos de fundición, y decayendo cuando su extracción dejo de ser rentable. El principio del fin de las minas palentina comenzó en los años sesenta hasta su cierre definitivo en 2014 y desde entonces la comarca ha ido perdiendo población, hasta un 25 por ciento en lo que llevamos de siglo. Pero el cierre de los pozos ha permitido mirar el paisaje con otros ojos, pues casi toda la comarca forma parte del Parque Natural Montaña Palentina. Una cadena montañosa remota donde nacen los ríos Carrion y Pisuerga, con picos de más de 2000 metros de altura, profundos valles, bosques de hayas y robles, abundante fauna y uno de los mayores conjuntos de arte románico del mundo.
¿Dónde estamos?
La zona Montaña Palentina se ubica en el norte de la provincia de Palencia y su centro neurálgico es el municipio de Cervera de Pisuerga. Asimismo, une Palencia con las provincias de León, Cantabria y Burgos, lo que ha marcado su identidad geográfica a lo largo de la historia. Además de ser tierra de frontera, como demuestran sus múltiples excavaciones, ha sido tierra de paso hacia el mar, lo que la convirtió en importante enclave comercial donde la montaña y el litoral intercambiaban sus mejores productos.
El clima y orografía de la Montaña Palentina han determinado la producción agroalimentaria y ganadera de nuestros campos, gestionados desde múltiples poblaciones centenarias. La zona tiene fríos y largos inviernos, y cálidos y cortos veranos, que dan como resultado cosechas pequeñas difíciles de conseguir, pero con una excepcional calidad en cereales y carnes. Debido a ello han proliferado industrias galleteras de importancia mundial y carnes de vacuno de primera clase.
En 1838 se encontró carbón cerca de Brañosera y ya nada volvió a ser como antes. Desde entonces, la economía y la demografía de la Montaña Palentina han estado ligadas al negro mineral, creciendo cuando la hulla y la antracita alimentaban locomotoras y hornos de fundición, y decayendo cuando su extracción dejo de ser rentable. El principio del fin de las minas palentina comenzó en los años sesenta hasta su cierre definitivo en 2014 y desde entonces la comarca ha ido perdiendo población, hasta un 25 por ciento en lo que llevamos de siglo. Pero el cierre de los pozos ha permitido mirar el paisaje con otros ojos, pues casi toda la comarca forma parte del Parque Natural Montaña Palentina. Una cadena montañosa remota donde nacen los ríos Carrion y Pisuerga, con picos de más de 2000 metros de altura, profundos valles, bosques de hayas y robles, abundante fauna y uno de los mayores conjuntos de arte románico del mundo.
¿Dónde estamos?
La zona Montaña Palentina se ubica en el norte de la provincia de Palencia y su centro neurálgico es el municipio de Cervera de Pisuerga. Asimismo, une Palencia con las provincias de León, Cantabria y Burgos, lo que ha marcado su identidad geográfica a lo largo de la historia. Además de ser tierra de frontera, como demuestran sus múltiples excavaciones, ha sido tierra de paso hacia el mar, lo que la convirtió en importante enclave comercial donde la montaña y el litoral intercambiaban sus mejores productos.
El clima y orografía de la Montaña Palentina han determinado la producción agroalimentaria y ganadera de nuestros campos, gestionados desde múltiples poblaciones centenarias. La zona tiene fríos y largos inviernos, y cálidos y cortos veranos, que dan como resultado cosechas pequeñas difíciles de conseguir, pero con una excepcional calidad en cereales y carnes. Debido a ello han proliferado industrias galleteras de importancia mundial y carnes de vacuno de primera clase.